Tras dimitir de la presidencia de la Asociación de empresarios de Sada por un artículo homófobo en la revista de esa entidad, Bernardo Valiño se exiliará a Pionyang. Aunque su marcha impedirá que se lleven a cabo iniciativas tan ilusionantes como los primeros Juegos olímpicos sobre barro, la reina de las fiestas o procesiones, continuará ligado a la Perla das Mariñas. Y es que desde el régimen totalitario de su amada Corea del Norte, el todavía director del Mariñán continuará publicando sus loas franquistas y sus revelaciones filofascistas. Tras denunciar una caza de brujas y un complot judeo-masónico contra su persona, Valiño se trasladará a la patria de su admirado Kim Jong-un para ocupar un cargo como Asesor de la Comisión de Purgas y Castigos. Autodenominado adalid de los derechos humanos, con la humildad y la discreción que le caracterizan, Valiño aprovechó en su despedida para acusar a Sadamaioría y BNG de «defender los derechos humanos solo cuando conviene».
En Corea del Norte, Valiño podrá disfrutar de los infinitos monumentos dedicados al amado líder, de sus hermosos desfiles militares, de sus deliciosos platos a base de perro, de la belleza de su zona desmilatirizada, de sus experimentos con humanos, de la pintoresca tensión en la frontera con Corea del Sur, de los campos de concentración o de los flamantes rascacielos de la capital. Además, está previsto que el empresario participe en la famosa maratón de Pionyang, que empieza y acaba en el enorme estadio de Kim II Sung. Surfear en la costa oriental, esquiar en el recién levantado resort de Wonsan, recorrer las abundantes cadenas montañosas o bañarse en el parque acuático más grande del mundo serán otros privilegios de los que Valiño podrá gozar.
Valiño deja un legado de incalculable valor en Sada. Suya es la idea de recuperar el hotel abandonado de Sada para convertirlo en la Universidad de Protocolo Isabel Preysler. De él partió la idea de impulsar el Aeropuerto internacional Bernardo Valiño y fue el impulsor de la Romaría Internacional y el Arde Lucus. Él propuso «traer» 10.000 personas a Sada con unos globos hinchables e ideó el ambicioso proyecto de Sadalandia. Sus últimos bombazos fueron pedir un cañón para celebrar en Sada la Guerra de Independencia y traer a la villa una réplica de la muralla romana para que desfilase una legión de romanos gais.