La gran alabanza a Franco en el ‘Mariñán’ de Sada

El rigor y calidad periodísticos alcanzados en los últimos tiempos por el panfleto Mariñán, editado para gloria y poder de Bernardo Valiño, presidente de la inenarrable Asociación de empresarios de Sada (A Coruña) son inexistentes, pero el número del pasado mes de octubre nos ha dejado realmente anonadados. En un indescriptible ¿artículo?, el mencionado Valiño establece una relación directa entre las estancias de Francisco Franco en el pazo de Meirás y una supuesta época dorada en este municipio, un esplendor económico en el que «Sada se veía colmada de gente». Todo este delirio es fruto de su frustración, al ver que el proyecto megalómano de sufragar con gastos municipales la instalación en el hotel de una universidad privada fue rechazado.

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No hace falta tener la EGB para saber de las penurias económicas que trajo consigo la dictadura que vino tras el golpe de Estado de 1936, sería del género bobo enumerarlas aquí. Eso por no hablar de minucias como los asesinatos de personas contrarias a los golpistas. La historia está ahí, escrita en los libros. La comparación es aún más perniciosa en este caso, ya que el propio pazo pasó a manos del dictador tras una maniobra denominada eufemísticamente «suscripción popular» que en la práctica consistió en un burdo robo. A muchos vecinos de Sada les arrebataron vilmente sus propiedades y actualmente hay un movimiento ciudadano que exige a los herederos del genocida la devolución de la antigua residencia de Emilia Pardo Bazán al patrimonio público. Pero Valiño parece haber criado en Plutón, o al menos no en Sada, donde muchos de sus residentes empleaban las banderas usadas para engalanar el camino que hacía Franco en coche para confeccionarse calzoncillos, tal era la penuria de la época.

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«Hace años veraneaba en el ayuntamiento de Sada el Caudillo e igual que sucede hoy en día en Mallorca, donde veranean los Reyes de España. en torno al poder se concentra siempre la élite social, tanto en aquel entonces como ahora. Muchos miembros de esa élite no solo veraneaban aquí son que algunos de ellos además de edificar sus residencias veraniegas, alquilaban o vivían de forma casi permanente o visitaban con frecuencia nuestro ayuntamiento y los del entorno, después de pasada la etapa estival porque eso daba cierto caché. Evidentemente eso creaba a su vez un movimiento social considerable (¿?) que se apreciaba de forma importante en nuestra localidad porque Sada estaba de moda. Eso creó una demanda extraordinaria (¿¿??) que no correspondía al número de población habitual en Sada. A esto hay que añadir los albergues del entorno en pleno apogeo (¿¿¿????). El efecto llamada como lugar de ocio era evidente. De pronto, con la desaparición del jefe de Estado, la demanda se fue diluyendo lenta pero inexorablemente», escribe Bernardo Valiño. El texto tendría un pase si fuese humorístico, pero por desgracia no lo es. Lamentamos informar de que esa demanda extraordinaria solo existió en su mente, de que no causó ningún movimiento social porque el propio franquismo lo impedía y de que la llamada de Sada como lugar de ocio jamás fue generada por el nacionalcatolicismo. La gente no venía a pedirle autógrafos al Caudillo. Que sepamos, no existe ninguna ruta turística de Franco y los visitantes no vienen a Sada a hacerse la foto ante ninguna estatua del Generalísimo porque no la hay, aunque a lo mejor a este señor tan nostálgico le encantaría que la hubiese.

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Nos hemos reído mucho. Queremos más.

 

Elisardo Tobias Munchen
Elisardo Tobias Munchen

Todo está perdido. Todo está muerto. Todo es materia. Sin embargo, insondable es mi fe en el Señor. Cinéfilo aguerrido, poeta en la intimidad y melómano. Me gustan los videojuegos, la papiroflexia y la metafísica. Mi comida favorita es la empanada de atún.

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