El presidente de la Asociación de Empresarios de Sada, Bernardo Valiño, ha pedido «un cañón» para celebrar en Sada la Guerra de la Independencia con la finalidad de «dinamizar» la localidad. No es broma. Y es que, nuevamente, como en tantas otras ocasiones nos ha demostrado el Mariñán, el folletín no oficial del PP en Sada, la realidad supera a la ficción. Las risas han sido muchas y no hemos podido evitar hacernos eco de esta nueva idea surrealista de Valiño, que antes ya propuso un hinchable como medida definitiva para reactivar la economía sadense.
En el caótico artículo, plagado de innumerables faltas de ortografía y con maquetación de revista de instituto, señas de identidad de la publicación, Valiño arremete -como también es habitual en él- contra todo aquello que no huela al PP y se dedica a echarse flores a sí mismo. «Partiendo de mi experiencia de bastantes años, que muchos sadenses ya conocen, quiero exponerles un proyecto que es bastante sencillo de realizar aunque no lo parezca, que trata de poner en marcha, siempre y cuando la gente se involucre en él de forma decicida y con la advertencia de que solo pretendo que mi experiencia no sea desaprovechada…»
Los delirios de grandeza de Valiño, que se atribuye en el artículo la creación del Arde lucus que todos los años se celebra exitosamente en Lugo, lo llevan a proponer «recrear, de forma épica y espectacular, un episodio de la Guerra de la Independencia donde el pueblo de Sada, según algunas fuentes, tuvo una actuación heroica», sin citar las fuentes ni concretar nada. En el dadaísta escrito del Valiñán, rebautizado como Fasciñán o Machisñán, Valiño propone, en pleno viaje megalómano, pergueñar «una gran actuación de masas» donde no falten barcos, «actos lúdicos en la ría con cucañas y cosas similares», un guión «con cierta fantasía», mucha «épica», «espectáculo», actuaciones teatrales y, sobre todo, «las vistosidad de los uniformes» para, en pleno éxtasis, celebrar «un solemne desfile» tras el que las tropas francesas, inglesas y españolas «se vayan de vinos por nuestra ciudad». Una propuesta rompedora que, con la humilad que le caracteriza, pretende ser «una cita obligada en el calendario cultural nacional».
El delirio de Valiño alcanza el clímax cuando asegura que solicitaría «la colaboración del Ejército, que dispone de cañones de esa época, para efectuar disparos de fogueo». No sabemos muy bien para qué… ni queremos saberlo. Pero, por si esto fuera poco, el fundador de Nova Etapa no pierde la oportunidad de hacer negocio al informarnos con gran celeridad de «empresas de vestuario como Peris Hermanos y otras en Madrid» con las que él ha trabajado, como si en Galicia no existieran. Esos negocios de sus amigos serían los que «facilitarían esa indumentaria en régimen de alquiler». Impagable para alguien que ya nos deparó gratos momentos con sus loas a Franco o al régimen totalitario de Corea del Norte. A seguir así.