El Gobierno anunció su intención de «encarcelar directamente a todos los catalanes» para «ahorrar tiempo y trámites innecesarios». Así lo aseguró la vicepresidenta Soraya Peggy Sáenz de Santamaría, que junto al titular del Ejecutivo Mariano Rajoy han asumido la presidencia de la Generalitat catalana y los ministros las demás conselleries tras el desafío secesionista iniciado por el señor Oscuro, Carles Puigdemont. Este último acaba de quedar en libertad con cargos junto a los cuatro exconsellers que permanecen con él en Bruselas desde el pasado lunes 30 de octubre.
«Salvaguardaremos la indivisiblilidad de España, timón de Occidente, en la sacrocanta Cruzada para guiar a nuestro amado país cara el sol y contra los enemigos de la tortilla de patatas, las cañitas en el bar, el cante jondo y los chistes trasnochados de Arévalo», añadió Sáenz de Santamaría tras comulgar ataviada con una mantilla española rojigualda. «Intentaré hacerlo lo mejor que pueda, estoy muy emocionado», señaló por su parte Álvaro de Marichalar, a quien la vicepresidenta nombrará en breve emperador regente del Gobern catalán.
La sustitución en la Generalitat de Carles Puigdemont se produce después del que el Gobierno anunciase que obligará a los catalanes a ver “completo” el programa de Carlos Herrera en virtud del artículo 155 de la Constitución española. Tras anunciar que la empresa Nocilla se instalará en el hotel abandonado de Sada, el Ejecutivo presidido por Mariano Rajoy decretó que la butifarra y la sardana quedan prohibidas en territorio español. Esta medida se enmarca en la Solución final ideada para el completo exterminio del pueblo catalán, al que Rajoy pretende cercar con un muro si finalmente se independiza, después de que la división acorazada Fraga Iribarne haya tomado ya Barcelona. A estas medidas podrían unírsele otras similares en aplicación del artículo 155 de la Constitución.
