El Oleiros de Gelo, protagonista del nuevo GTA

El capo Garcischi Seoangli y el peligroso barrio de Saint Cross -Santa Cruz-, donde numerosos pandilleros imponen su ley a través de la violencia y las merendiñas, protagonizan la nueva entrega del popular juego GTA para adultos. El reciente mod Grand Theft Auto V Saint Cross edition se basa en los altercados de este verano de Santa Cruz, que se saldaron con peleas, varios heridos e incluso un joven acuchillado. El alcalde absolutísimo de la ciudad-Estado castrista, Ángel García Seoane, Gelo, juega un papel destacado en esta nueva entrega, representado como un jefe mafioso al que todo el mundo rinde pleitesía. Garcischi Seoangli siempre va con su metralleta y un atril dispuesto a arrojarlo en una pelea o para dar un improvisado discurso sobre Fidel Castro. Gelo recorre los barrios bajos de Oleiros, una distópica Santa Cruz, supervisando siempre él mismo qué se cuece en los peligrosos suburbios.

En el juego, Seoangli Il Capo impone su reinado de terror bolivariano a través de su principal arma: el golf. Sus perversos acólitos difunden entre las barriadas la filosofía de este deporte y a la vez adoctrinan a los niños pobres en el comunismo. Con más de 185 millones de copias vendidas, GTA V es el segundo videojuego más vendido de la historia solo por detrás de Minecraft. Y es que estas nuevas extensiones ofrecen miles de posibilidades al jugador. Ya no hará falta visitar Oleiros para sentir en carne propia los terribles ataques de los jabalíes y los jubilados, cuyas poblaciones se han disparado en el municipio en los últimos años. El jugador podrá vivir en primera persona un pleno en el Concello de Oleiros que termina en un tiroteo, los terribles discursos-tortura del pequeño dictador gelista en la radio local e incluso asistir a una de sus fiestas de disfraces que temina con el regidor maltratando a varios disidentes de Astracanada dos Veciños, el nombre de su secta-organización criminal en el juego.

García Seoane, en el centro

En Grand Theft Auto V Saint Cross edition el jugador se enfrenta a una experiencia violenta e hiperrealista como acólito de Garcischi Seoangli u opositor a su régimen del terror. El castillo de Santa Cruz se convierte en una inmensa sala de torturas en que los fieles a Il Capo dan rienda suelta a sus más bajas pasiones con sus víctimas, la mayoría de Cambre o Sada. Y es que el odio al vecino, el echarle la culpa «aos de fóra» de los males propios, a los extranxoleiros, son aspectos siempre presentes en el juego. La comisión de fiestas de Santa Cruz, por ejemplo, es en la ficción una pequeña facción armada que resulta siendo masacrada con verdadera maldad por los hombres de Seoangli en el campo de gof Xaz-Antonio David. El juego recrea así el desencuentro entre los vecinos y el alcalde a raíz de los altercados vividos en las fiestas estivales.

Gelo, alcaldísimo de Oleiros

Uno de los capítulos más salvajes de la expansión del juego sucede cuando se realiza la ruta etílica del Xacobebo disparando sobre la población de Santa Cruz dando vida a un delincuente. La matanza adquiere tintes surrealistas cuando los escasos policías que vigilan a la muchedubre abren fuego contra el criminal, abatiendo en el fuego cruzado a numerosos civiles. Un episodio que parece remitir a la polémica falta de policías denunciada por la Comisión de fiestas de Santa Cruz durante el Xacobebo, festejo que Gelo terminó prohibiendo y que ya se han ofrecido a celebrar otros ayuntamientos.

Estatua del Che, en Oleiros

Por último, decir que toda la música de esta trepidante extensión del GTA pertenece exclusivamente a artistas prohibidos por Gelo en la vida real como El combo dominicano. El regidor comunista del pueblo más rico de Galicia tiene una lista negra que puede pasar a engrosar cualquier orquesta que no sea de su gusto. En la última pantalla el jugador debe vencer en una competición de acordeón a Gelo, escapar de la moto del Che Guevara y ganarle a Fidel Castro bebiendo aguardente. Todo un desafío.

Wilson Palleiro
Wilson Palleiro

Cree que todavía es posible cambiar el mundo. Como no tiene el valor suficiente para quemar cajeros o hacer escraches, escribe cosas.

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