Ya es oficial. En el pequeño pueblo costero de Sada (Coruña) hay una guerra de bandas. El Club Atletismo Sada (CAS) mantiene una dura pugna con el Club Salvamento de Sada (SASA) por el control de las calles. Una estampa ya habitual de Sada es ver a los atletas del CAS corriendo por la carretera, por el carril bici e incluso dentro de las pistas destinadas a otras disciplinas. Pero en los últimos tiempos otras dos entidades se han sumado a esta lucha encarnizada por hacerse con la atención de todos los deportistas. De una parte está el Club Sada Patín, que pretende adoctrinar a todos los jóvenes en el patinaje de velocidad. Y del otro el Sada Club de Fútbol, intentando que las masas se inclinen por la práctica del balompié.
Y, por si esto fuera poco, la Asociación Deportiva Rayo Sadense, el Carnoedo Fútbol Club, el Rácing Sada, el Club de Fútbol Sporting Sada y la Sociedad Balompédica de Fontán también reclaman su parte del pastel. Al igual que el Sada Atlético Club de Fútbol, que completa el galimatías. Es una guerra de siglas, una guerra de bandas que en la práctica está convirtiendo la otrora pacífica convivencia de los vecinos de A perla das Mariñas en «un verdadeiro inferno». Así lo explica el alcalde de Sada, el marxista-leninista Benito Portela. «Estamos tentando negociar unha amnistía para condonar a débeda só dos sete equipos de fútbol e poder iniciar unha rolda de conversacións para que a kale borroka remate nas rúas de Sada», añade el regidor.
La red criminal perfectamente organizada del CAS le hace ser por el momento hegemónico, expandiendo su reinado de terror. Su poder es indiscutible, con atletas infiltrados en todos los barrios. El Club de Atletismo Sada practica guerra de guerrillas y lleva a cabo operaciones de falsa bandera con gran éxito a través de su estructura piramidal. «Estamos falando de máis de mil atletas que prestan os seus servizos ao clube e levantan barricadas e queiman coches montando a loita urbana de súpeto, o que lle outorga un enorme poder», indica Benito Portela, que fue vinculado de forma sospechosa con esa misma entidad.
«Hay numerosas evidencias que revelan que el alcalde de Sada pertenece al CAS, no solo porque es habitual verlo vestido de corto y haciendo running por la villa, sino por las más que sospechosas dádivas que ha concedido a esa organización mafiosa», indica la investigadora Merche Lamas. «La extorsión, la cuota de los socios, el tráfico de armas y de estupefacientes son sus principales vías de financiación», apostilla Lamas.