El pobre Santiago Abascal no gana para sustos. Los rojos lo apedrearon en un mitin recientemente en el barrio madrileño de Vallecas. Pero, no contentos con eso, siguen acosándolo, cada vez de forma más agresiva y más grave. No hay vergüenza ni límites. No dejan en paz a las familias.
Lo último que ha sufrido el súper líder de la derecha patriota ha sido recibir en su casa paquetes con fotos atroces.
Esta misma mañana un repartidor de SEUR le entregó en mano un embalaje muy sospechoso, por lo que él llamó inmediatamente a las fuerzas del orden. Una dotación de artificieros se desplazó hasta el lugar y, con extremo cuidado, abrieron la caja. Contenía ochenta fotos de Cristina Almeida completamente desnuda en poses provocativas, de María Teresa Fernández de la Vega en tanga con el culo en pompa, de Carmen Calvo en ropa interior transparente y, lo peor y más dañino de todo, de Ada Colau defecando.
La izquierda comienza a buscar el daño personal en los megalíderes de la derecha, revanchismo de tres al cuarto. Los jueces del Supremo ya estudian querellas por delito de odio extremo interpuestas por Vox, cuyos dirigentes reciben constantemente envíos de este tipo o peores que acabarán por traumatizarlos de por vida. La gente buena e inocente está en peligro en nuestro país. El terrorismo ha vuelto.
