El auge que en la actualidad vive el sector de la gastronomía y todo lo que la rodea es un fenómeno global. En los países del mundo con clases medias pudientes triunfa todo lo relacionado con la cocina. Los programas de televisión en los que se preparan alimentos son los más demandados. Los libros de recetas se venden mejor que nunca. Los recitales de los cocineros de moda son masivos. Los chefs se comportan cual estrellas de rock porque ellos son los nuevos gurús de la sociedad. En esta vorágine por cualquier cosa relacionada con el mundo culinario llega una moda desde Estados Unidos que no deja a nadie indiferente. El pooking o shitting cook es un nuevo concepto que relaciona la comida con lo escatológico. Creada por el afamado cocinero y biólogo francés Françoise Duval, esta «nueva filosofía de alimentación» recupera la idea de la antigua escuela estoica griega de que no hay alimento más elevado que aquel creado por el hombre. Y va aún más lejos, ahondando en la vieja idea del autoconocimiento y de prescindir de la ignorancia exterior que nos esclaviza.
Duval radicaliza los preceptos griegos en los que se basa y sentencia que «no hay mejor alimento que el procesado por el propio cuerpo humano». Y la quintaesencia, el estadio final de ese superalimento, es «ese hermoso detritus que podemos enriquecer otra vez con nuevos ingredientes». Así, esta especie de filósofo de la alimentación trabaja desde hace años defendiendo la «gran riqueza nutricional» y la «máxima belleza culinaria» de los excrementos humanos. «La caca han estado demonizada durante siglos por los inquisidores antiguos y modernos, yo la reivindico, cocino con ella, la como porque es exquisita y no temo nada», asegura ufano este francés que reside en Chicago desde hace más de medio siglo. «Busco sobre todas las cosas el autoconocimiento», explica. «Mis canelones de caca descompuesta o mi mousse anal son platos exquisitos y muy saludables», afirma.
Así, el pooking, que cuenta ya con una legión de seguidores, emplea como materia prima principal para sus «platos antropocéntricos» la mierda. Con ella se elaboran salsas, masas, galletas, batidos, helados, rellenos e incluso chocolates… «que además saben a chocolate sin llevar un solo gramo de chocolate», indica entusiasmado Stephen Pearcy, el editor de Duval. «Él es un genio que quiere compartir su rompedor estilo de vida saludable y tradicional con todo el mundo, nada más que eso», añade. No obstante, la fama del chef de la caca se ha visto frenada en los últimos meses por una plataforma llamada Stop pooking que previene de «los graves peligros para la salud de ingerir deposiciones humanas, cocinadas o no», ya que «puede suponer la muerte». Esta entidad, auspiciada por médicos y nutricionistas, se opone a los preceptos culinario-trascendentes de Duval y alerta de que «la caca humana contiene bacterias como la Ecoli, que son muy dañinas para la salud y te pueden matar».