“Todo ha sido una broma, jajaja”, así de ufano salió a la habitual rueda de prensa el máximo experto sanitario en pandemias del gobierno, Fernando Simón, para anunciar que la mascarilla ya no tendrá que llevarse en exteriores. “Nos hemos quedado con vosotros, jajaja”, añadió el cejudo presunto médico, que recientemente negó ser el Cuentacuentos, mientras apuraba el cubata mezclado con burundanga que el Gobierno le obliga a tomarse antes de salir a efectuar sus declaraciones sobre el Covid a los periolistos.
Pero habrá una contrapartida, un sacrificio que el gabinete del excelentísimo Pedro Sánchez pedirá, o exigirá ahora a los ciudadanos: llevar siempre la mascarilla puesta dentro de casa, incluso durmiendo. “Se ha probado que la mayoría de los contagios se producen en el entorno familiar, así que a partir de ahora se exigirá el uso de mascarilla dentro del domicilio, bajo pena de cárcel o de multa de tres mil euros por minuto”. Para ello, el ministro Grande-Marlaska ya ha pedido a las fuerzas y cuerpos de seguridad del estado que trasladen todo su esfuerzo a vigilar las casas particulares situando un agente o un soldado en la puerta de cada uno, y con la potestad de entrar cuando crean que es necesario.
“Animamos a las buenas gentes a acudir todo lo que puedan a discotecas, bares, clubs y cines, a estos últimos siempre que las películas sean nacionales dirigidas por una lista de directores que aportamos en la orden ministerial, y que permanezcan en estos lugares de ocio sin cuidado ni temor porque lo primero es divertirse y pasar a la nueva normalidad, mientras que en casa hagan el favor de no acercarse a sus infectos familiares o serán castigados”, dijo en un mensaje oficial por Tik Tok Pedro Sánchez para afianzar en las mentes del vulgo la medida. Sánchez no pudo emitir su alocución por Twitch porque el día anterior se había visto un culo fugazmente por detrás de él cuando estaba hablando al público desde sus aposentos y lo han baneado por treinta días.
