Joaquín Prat, el pijo del ‘visco’

CC/Prisa Radio
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En el fascinante universo de los hijos de papá es habitual que, aunque el vástago sea un tarugo incapaz de hacer la “o” con un canuto, acabe ocupando el puesto de papi. Ese cuento chino de que ahora estas cosas no pasan es eso mismo: un cuento chino. No hay más que mirar alrededor. Los hijos de papá siguen ahí, en los cargos que sus papis les legaron, por el puto belfo. No importa cuánto te prepares o te esfuerces para optar a determinado puesto, si un hijo de papá hace lo mismo estás jodido. Normalmente el padre destacaba en su trabajo y eso suele revelar de forma aún más evidente la naturaleza cenutria de su heredero. Es habitual que el hijito de casta privilegiada intente pasar desapercibido, pero otras veces su falta de pudor y su envalentonamiento lo convierten directamente en un retrasado mental. Eso es lo que es precisamente nuestro protagonista de hoy: Joaquín Prat Sandberg, hijo del presentado Joaquín Prat, ya fallecido, que se hizo famoso por conducir uno de los programas más rancios y gloriosos que han existido: El precio justo. El padre popularizó la frasecita “¡A jugaaaar!”, con la que daba paso a los concursantes mientras hacía un gesto extraño. Ese fue su legado.

La Wikipedia dice que Joaquín Prat Sandberg se licenció en periodismo en la Universidad Europea (“Pinta y colorea” es su lema) de Madrid, una de esas universidades para pijos. Tras pagar papá el título, a nuestro hombre solo le faltaba un buen enchufe, que es lo que en realidad suelen ofertar en ese tipo de centros privados. Porque lo que es formación deja bastante que desear, a la vista de los resutados. No obstante, deben de estar encantados en ese templo del saber, a tenor de la excelente publicidad que esta mente privilegiada les reporta. Porque si semejante cretino sale en la tele, no queremos ni imaginarnos dónde estarán los que al menos tienen dos dedos de frente. Sus inicios como “periodista” los da en la Cadena Ser de la mano de Iñaki Gabilondo y luego va pasando por varios programas de diferentes cadenas hasta que acaba en Telecinco, en El programa de Ana Rosa, ese magazine soberbio si de lo que hablamos es de periodismo de investigación e información rigurosa. “Ana Rosa Quintana es probablemente la mejor comunicadora de este país”, soltó el pollo en una entrevista. Ole tus cojones. También presentó Campamento de verano, otro bodrio en el que nuestro protagonista humilló a una chica a la que rociaron con chocolate -al que era alérgica- contra su voluntad. “Sólo queríamos endulzarle la noche un poco. Teníamos pensado que sus compañeros disfrutasen también de la sorpresa ayudando a quitarle el chocolate a lametazos», llegó a decir el muy imbécil. Burguer King retiró su publicidad de este programa al considerar la escena “machista” y “denigrante”.

 

Y es que Joaquín es un chaval sanote, sin maldad, que suelta la primera gilipollez que se le pasa por la cabeza en cualquier momento. En Madrid, durante las concentraciones del 15-M en 2011, nuestro hombre realizó un profundo análisis de todo aquel movimiento de los indignados: “Ya era hora de que la gente se movilizase, de que la juventud, la gente que está descontenta con el sistema, se rebelase contra él”. La única pega es que estas palabras las dijo en la inauguración de la discoteca Cocó. “Se puede combinar. Te vienes aquí, te tomas una copa y luego te vas a ver a la gente que está concentrada en Sol. O al revés”. Impresionante. “Los políticos no nos escuchan”, añadió el ideólogo, que animó a la gente “a ejercer su derecho al voto”.

Pero el súmmum de la carrera de Joaquín Prats hijo, por lo que será recordado para siempre, lo supone su intervención en un anuncio de colchones. Esto lo convierte, por méritos propios, en el tío más inquietante y ridículo del año. Reproducimos su monólogo a continuación, con una magia comparable a las últimas palabras del replicante Roy en Blade Runner: “Con la firmeza garantizada de nuesro núcleo de látex, con la temperatura perfecta del doble sistema airflow y con el confort del visco cloud sense, la evolución del visco”. ¿Qué mensaje secreto contienen estas inquietantes y crípticas palabras? Vosotros no lo sabéis, pero vuestros cerebros están siendo manipulados por el visco.

Pedro J. Panoplia
Pedro J. Panoplia

Adjunto del adjunto del director, esta exótica promesa del periodismo patrio mueve los hilos en esta web. Amado y odiado a partes iguales, transpira neoperiodismo por cada uno de los poros de su piel. Duerme, come, caga y vive en la redacción.

4 comentarios

  1. Pedro J., quiero que hagas un apartado especial en esta sección al comemierdas de David Trueba. Lo único que me consuela de ese señor es que su mujer le puso los cuernos con Viggo Mortensen, porque es uno de los fatuos más grandes de todo el país. El buenrollista más asqueroso del orbe que escribe traidoramente en el hueco dejado por Enric González tras su digna marcha tras los EREs. «Hermano de papá» también vale. En el colegio escribía siempre lo que los otros querían oír. Pedazo de mierda enchufao sin media hostia.

  2. Más que a Joaquín Prat Jr., al que retrata el post es a su autor: otro juntaletras más que se cree que la humanidad está en deuda con él por haberse comprado una licenciatura en una universidad pública, Naturalmente, el plumilla está resentido porque el universo mundo no se hinca de hinojos ante la genialidad que cree poseer. Por eso, el cagatintas cree ver una tremenda injusticia en el triunfo ajeno que él cree merecer, y, confundiendo talento con la envidia que le corroe las entrañas, supura bilis en forma de artículos como éste.

    En efecto, la Universidad Europea le da un título a cualquier tarugo que pueda pagarlo; exactamente como lo hace cualquier universidad pública española en sus facultades de letras. Y de entre las carreras de la Señorita Pepis, «Ciencias» de la Información no es precisamente de las menos fáciles —de ahí que los únicos periodistas pasables sean los que han estudiado otra cosa—. A ver si te habías creído Demóstenes por haberte pagado una licenciatura… ¡quiero pensar! Porque como encima quieras leerle a alguien la cartilla con un grado boloñés, no necesitarías esta crítica, sino ayuda psicológica.

  3. Se nota cierto acento de Firenze en Tela Marinera. Aunque dar leña a Molrock Palleiro siempre está bien, también justificaría el asesinato de este tipo de sodomitas amantes de la familia Prat.

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