El delantero del Celta de Vigo Iago Aspas anunció ayer en una multitudinaria rueda de prensa que solicitará nacionalizarse español. Los medios deportivos locales acudieron en masa ante la posible bomba informativa, y no defraudó, aunque no era, como ellos pensaban, el anuncio de su fichaje por el Deportivo. Aspas se subió al estrado con botellín en la mano, un palillo en la boca y cara de satisfacción para declarar que estaba harto de que lo llamaran pailán portugués de mierda cuando visitaba Coruña, y que iba a cumplir un deseo que atesoraba desde rapaz: la nacionalidad española. El estupor cundió entre la audiencia presente.
Aspas continuó la charla afirmando que había sentido el racismo y la xenofobia desde que de joven comenzó a visitar campos rivales coruñeses, y que no le importaban los insultos que recibía constantemente, pailán o idiota cara de cona, pero sí que le provocaba tristeza lo de llamarle portugués de mierda, que él no era negro y que no había por qué menospreciare de ese modo.
Los periolistos se afanaron en intentar preguntar al futbolista más detalles del asunto, pero éste no respondió a ninguna cuestión más porque dijo que debía marcharse por un asunto urgente que atender: tenía una partida de cartas a medias en el bar de la plaza de Moaña. Así que cogió su Ferrari y atravesó el puente de Rande a ciento ochenta por hora para acudir a su ineludible actividad diaria.
