Femineidade: Escenas de la vida de toda mujer

“ Se debe procurar que sólo engendren hijos los individuos sanos, porque el hecho de que personas enfermas o incapaces pongan hijos en el mundo es una desgracia, en tanto que el abstenerse de hacerlo es un acto altamente honroso”.

Clara Campoamor.

1994  

– Mi madre es insoportable, Clara, es que es una persona nociva, dañina, no para de dar problemas a todo el mundo. Es carne de psiquiatra…

– Ay, Lucía, pero es tu madre.

– Pero es que no ha hecho toda su vida más que fastidiarme, entiéndeme. Siempre mirando por encima del hombro, y hoy el rollo de neurasténica de siempre… no puedo más, Clara..

Clara agarró a su nuera y la abrazó mientras le brotaban las lágrimas a borbotones.

– Gracias.

– Tranquila, hija.

– Te juro que desde que estoy con tu hijo tengo más trato contigo que con mi madre, eres una buena suegra JAJAJA.

– Hija, y tú no tomes más pastillas, por favor, son pan para hoy y hambre para mañana, fíjate en tu madre.

– Ya, pero es que no puedo dormir, y cuando no duermo tengo estos terribles dolores de cabeza y diarreas.

Lucía mezclaba risas con lágrimas. Clara sentía cierta frialdad hacia su nuera, pero en el papel de madre que le habían inculcado siempre hay que dar comida al hambriento, bebida al sediento y consuelo al gilipollas.

2004 

– Que sí, que tu hermano me está poniendo los cuernos, Marga, estoy segura….

– No, Lucía, mi hermano está loco por ti, siempre lo ha estado desde que os conocisteis en la facultad.

– Mira, llevamos más de seis meses sin tener sexo… y anteriormente habíamos estado sin hacerlo casi un año…

– Ay, no me cuentes éso…

– Es que no tengo a quién decírselo, mi madre está mal de la cabeza… no la puedo contar nada sin que se ponga por la tremenda. Yo le he dicho que nos separemos, pero él no quiere, no sé qué hacer… de verdad.

– Pues mira, es mi hermano, pero si no sois felices es mejor que os deis un tiempo, el sexo es muy importante, y si me cuentas eso. Además, no tenéis hijos, podéis rehacer vuestras vidas, perfectamente.

Lucía se encendió un cigarro. Le temblaban las manos. Exhaló el humo, que en buena parte se extendió sobre la cara de Marga. A Marga le molestaban mucho los fumadores y el humo en general. Marga quería sentir cariño por su cuñada, pero a ratos le daban ganas de matarla, porque su temperamento contrastaba alternando algunos ratos de animosidad sin gracia con otros de cara de pedo y absoluta bordez. Si no fueran cuñadas jamás habrían sido “amigas”, y posiblemente jamás hubieran intercambiado más de dos palabras.

2014

Rocío abrió los regalos destrozando las cajas y los inútiles papeles de envolver. No encontró gran cosa que la gustase. Un par de libros infantiles, un puzzle y un juguete que no entendía bien para qué servía. Luego, en un sobre, sus padres habían reunido todo el dinero recaudado para comprarle una Tablet. Lo contaron: había ciento setenta y cinco Euros, casi lo que necesitaban.

Lucía fue a la cocina a por la tarta, un bizcocho casero de zanahorias con una vela en forma de siete que encendió encima.

– Mamá, yo quería la de chocolate de Mercadona.

– Está mucho mejor ésta.

– Pues a mí no me gusta.

– Esta tarta es mucho más sana que esas mierdas industriales, Rocío -apuntó la abuela Carmen desde una punta de la mesa-.

– A mí también me gusta la de chocolate de Mercadona -dijo la abuela Clara desde la parte izquierda del festín-.

– Clara, por favor, no dé usted alas a la niña, que se pone insoportable -le contestó Lucía, con cara de muy mala hostia y dejando caer un plato vacío intencionadamente fuerte muy cerca de Clara-.

– Tranquila, no te pongas así…

– Además esta tarta te sale deliciosa, cariño, no es porque la hagas tú JAJAJA. -Añadió Fran desde el puesto de presidencial-

Marga miró con mala cara a su hermano Fran, el típico calzonazos incapaz de poner freno a una mujer pasivo-agresiva. La tensión se podía cortar con un hacha. Encendieron la vela y Rocío la apagó de mala gana. Cortaron el bizcocho en trozos milimétricamente iguales. En algunos platos las esquinas de la tarta quedaron abandonadas. La tarta de zanahorias era muy kitch, pero algunos allí pensaban que a Lucía le salía una puta mierda.

La abuela Carmen sacó un paquete de Winston, sacó un cigarro y lo encendió. Exhaló el humo y lo expulsó de un potente soplido mezcla de olor a tabaco con acidez estomacal, una niebla espesa que fue a parar en gran parte sobre la cara de la abuela Clara.

– Perdona, Carmen, pero podrías echar el humo para otro lado, es que tengo mal los bronquios.

– Oye tú -espetó de repente Lucía-, HIJA DE PUTA, no tienes que decir en mi casa cómo tiene que comportarse a MI MADRE. Mi madre fuma aquí si le sale del coño, ¿comprendes?

– Lucía, no te pases con MI MADRE -subió el tono Marga-, que observaba la escena con cara de pasa.

– TU MADRE ES INSOPORTABLE, no para de dar problemas a todo el mundo, pero lo peor son las lecciones y los consejos de VIEJA CHOCHA QUE DA. No   tiene por qué ir impartiendo pautas comportamiento. MAMÁ, FUMA LO QUE QUIERAS.

– ¿No dices nada, Fran? – Marga trató de que su hermano mediara en la trifulca, pero él tiró como siempre, por la calle de enmedio-.

– Marga, tiene razón, no tenéis por qué decir a nadie cómo tiene que comportarse en su casa.

– Fran, eres un GILIPOLLAS, es tu madre y sabes que tiene mal los bronquios. .

– NO LE DIGAS ESO A MI MARIDO, CABRONA, QUE TE COMES EL CENICERO. Te mereces el cáncer que te ha dado, y que se te reproduzca….

Fran y Lucía llevaban cuatro años y medio sin follar, una pausa en sus relaciones sexuales que dura hasta la fecha de hoy y quién sabe hasta cuando continuará. Por lo demás, su matrimonio con Lucía marcha de puta madre, son felices. En las cenas familiares ella ha dejado de cocinar tarta de zanahoria para ahora elaborar humus moro y bizcochitos árabes con miel y piñones. Fran fornicó el año pasado con un compañero de trabajo y su mujer, Gloria, y le gustó tanto la experiencia bisexual que hasta tocó polla.

Colaborador
Colaborador

Persona humana que cree que aún es necesario luchar por la libertad en defensa del pensamiento crítico y por la igualdad de credos. Anónimo por vocación y solidario por necesidad.

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