El Gobierno subvencionará con 35 millones de euros a las chirigotas de todo el país para ayudar a combatir el rap «y elementos subversivos similares». Esta medida se produce tras los altercados callejeros que exigen la liberación del rapero Pablo Hasél, recientemente encarcelado por sus letras. El presidente, Pedro Sánchez, afirmó que «las chirigotas, charangas y fanfarrias son la representación española del arte más elevado», en contraposición «a elementos peligrosos, confrontadores y terroristas como el rap o el rock».
El presidente del Gobierno puso como ejemplo «de reivindicaciones bonitas y lícitas» las chirigotas del Carnaval de Cádiz, «siempre tan ocurrentes y atinadas». En su opinión, este tipo de manifestaciones musicales «no ponen en peligro el orden establecido y defienden la hermosura de esa España linda y jovial que queremos, tan corporativa y gubernamental».
En línea con su discurso de denuncia de un sistema que considera antidemocrático y una sociedad dominada por la élite política y económica, Hasél ha defendido la lucha callejera porque a su juicio «la fiesta de la democracia es el funeral de nuestro bienestar». Más de 500 trabajadores de las universidades públicas catalanas han firmado un manifiesto «contra la represión y por la libertad de expresión» a raíz de su detención.
El premio Nobel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel, se ha dirigido por escrito al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para solicitar la liberación del rapero. A juicio del argentino, el encarcelamiento de Hasél «viola el derecho a la libre expresión, a la diversidad de ideas y a expresarse públicamente», ya que la condena se ejecuta sobre «una persona que no ha cometido delito alguno por manifestarse públicamente», señala.