El entrenamiento de Feijóo por parte del Encantador de perros está siendo un éxito. De todos es reconocida la valía del presidente Feijóo, un gran político, filántropo y estadista internacional. Sin embargo, suele recibir injustas críticas de sus enemigos políticos, que no rivales porque demuestran no respetarlo. Suelen decir que es tonto del culo, que tiene menos luces que una farola apagada o incluso que habla un pésimo gallego con acento andaluz. Toda una injusticia, pero que a tan noble hombre le afecta porque siempre ha querido pulir las aristas de sus razonamientos casi perfectos o domeñar del todo el meloso idioma de nuestra comunidad para callar bocas.
De este camino de perfección frustrado se enteró recientemente César Millán, el conocido presentador de televisión de programas de educación animal, que escribió a la Xunta ofreciendo sus servicios, afirmando que él podría conseguir que Feijóo hablara un buen gallego. Dicho y hecho, Millán se presentó en Coruña y en apenas un mes ha conseguido que el gran líder se supere, una vez más. Para ello, Millán se coloca cerca del atril desde donde se da el discurso de turno, pero sin que le vean las cámaras ni el público. Cuando Feijóo se equivoca le pega el clásico taconazo en la tibia que practica tan bien en sus programas de educación canina con los perros para eliminar algún comportamiento a corregir.
En las últimas ruedas de prensa hemos podido observar al presidente efectuar algunas interrupciones abruptas, pero no es porque sea bobo del todo, como dicen en la bancada política de enfrente, sino que es gracias a los golpes de César. Suele apreciarse algún gruñido en Feijóo durante estas paradas técnicas, que es cuando Millán lo corrige, y ya ha dado sus frutos, porque sus continuas patadas al diccionario gallego y sus razonamientos absurdos se han reducido en un 18% según estimaciones de sus asesores. César Millán ha afirmado que al final de la legislatura habrá conseguido eliminar los comportamientos erróneos y las simples caralladas del líder en un 40%, «aunque llevará más tiempo que aprenda a hablar un gallego entendible del todo».
