La absurda fiesta de máscaras y adefesios para imbéciles denominada Halloween bate récords una vez más en venta de disfraces que dan entre miedo y asco. En 2022 el más vendido fue el de Ione Belarra, que constaba de una máscara con sonrisa siniestra, unas bragas manchadas con sangre de regla y unas tetas de plástico con los pezones erizados. Esta temporada ha causado furor el de Óscar Puente, gerifalte socialista de Valladolid a la par que ser más desagradable y feo de Castilla-León.
La caja con el disfraz de Óscar Puente trae una máscara de rostro deforme que causa escalofríos, un traje y corbata pasados de moda y una polla de plástico de 34 centímetros a imagen de la que dicen las socialistas de su agrupación que tiene Puente entre las piernas. De él se han vendido más de tres millones doscientas mil unidades, que ya pudieron verse ayer en la manifestación contra Pedro Sánchez que protagonizó el narco-partido de vagos ociosos y rentistas Vox.
Sin embargo, el Ministerio de Sanidad está pensando prohibir el disfraz, ya que su excesiva proliferación está provocando ataques cardíacos por doquier y vomitonas y diarreas del asco que da, aunque sea una imitación. «No teníamos bastante con Puente en el congreso, que ya daba mucha grima, para que ahora haya varios millones de adefesios de estos por la calle imitándolo», han declarado fuentes del ministerio.