Telecinco siempre anda a la caza de fenómenos televisivos. Ni cortos ni perezosos, atraídos por la idea de ganar audiencia en el norte de Portugal, los cazatalentos de la cadena se dirigieron muy decididos al ayuntamiento de Vigo para ofrecer un suculento contrato al máximo regidor que recientemente ha escalado en el ranking mundial de pailanes hasta el segundo puesto, el genial Abel Caballero.
Caballero recibió la oferta con gran júbilo, ya que se declaró ferviente seguidor del programa en el que le ofrecían participar, La isla de los famosos. “No me lo pierdo nunca”, declaró el alcalde, añadiendo que le parecía magnífico, que le encantaba la idea de irse a una isla paradisiaca con su mujer rodeado de prostitutas y chaperos para dar rienda suelta a sus fantasías eróticas, y de paso probando su amor incondicional a su pareja no cayendo en la tentación, “aunque con tantas tetas y culos alrededor no sé yo si voy a aguantar mucho jajaja”, añadió mientras cogía el boli para firmar el contrato.
Entonces uno de sus asesores le arrebató en el último instante el papel, se lo llevó a un aparte y le hizo darse cuenta de su error. Que no, que no le ofrecían los cinco millones de euros por ir a sobar jovencitas, que lo que a él le gustaba ver en la tele por la noche se llamaba La isla de las tentaciones, no de los famosos, que allí iría a pasar hambre y penurias en vez de a follar. Y finalmente no firmó, quedando pendiente su fichaje para la próxima edición de un programa en el que se fornique y se coma de verdad. Portugal se le sigue resistiendo a Mediaset.