El día que hice un trío

Llegué a casa sobre las siete de la mañana después de salir de juerga con un colega. Estaba a punto de meterme en la cama a dormir y pensé en poner una película o serie… Encendí el ordenador y no sé por qué me dio por mirar el Facebook. Me encontré conectada a María, una amiga con la que me había acostado varias veces y que le gusta el sado.

-Hola. ¿Qué haces conectada a estas horas?
-Hola. Estuve tomando algo con mi amiga Paula que vino a verme. Estamos tomando algo en mi casa. ¿Por qué no te vienes?
-No, María. Estoy cansado y es muy tarde. Me voy a dormir.
-!Jo! ¡Vente! ¡Vente a tomar algo!
-No. Es muy tarde.
Ella sigue insistiendo y se repite (está borracha).
-¡Vente, anda! ¿Por qué no vienes?
-Porque es tarde y estoy cansado y me voy a ir a dormir.
–Venga, anda, ven. Dice Paula que si vienes te come la polla en cuanto entres por la puerta.
-¿Cómo?
-¡Que sí! Ven.
-No, no… qué va.
-¡Que sí! Dice Paula que si vienes me chupa el coño delante tuya.
-¡¿Como?!!!
-¡Que sí, anda! Ven!

 

 

Estuvieron así un rato e incluso me llamaron al móvil y al final fui. Cogí la moto y crucé media ciudad en pleno invierno. Llegué muerto de frío y expectante. Subí las escaleras y salieron a recibirme a la puerta. Tenían mirada viciosa pero no fue todo como yo esperaba. Cuando entré no me la chuparon.

Nos fuimos al salón y se pusieron a hablar y a beber. Estaban colocadas y parecía que se divertían pero de follar nada. O por lo menos Paula. María sí que estaba dispuesta y hacía manitas conmigo pero Paula estaba más distante. Después de una hora de palique fui al servicio y a la vuelta se acabó la charla. Nos fuimos a las habitaciones. María fue directa para la suya y Paula se despidió diciendo que se iba a dormir. No me gustó nada así que hice algo al respecto. Fui directo a por ella y le entré. Ella me rechazó entre risitas y le dije: «¿No decías que me la ibas a chupar?» Y seguí entrándole. Ella entre risas me decía: «No, para, para, jijiji, para, para…» Y seguí entrándole hasta que me cansé y desistí. Me fui a la habitación de María y entonces ella empezó a hacer exactamente lo mismo que yo: fue a junto Paula y le entró repetidas veces diciéndole que se viniera a la cama con nosotros. Pero el resultado fue el mismo. Paula no quiso unirse a la fiesta y se fue a la cama dejando abierta la puerta de la habitación.

 

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Nosotros a lo nuestro. Nos pusimos a follar con la puerta abierta y de forma muy fogosa. Hicimos mucho ruido y debía de oirse en toda la casa y probablemente en la de abajo también. Cuando debíamos de estar por la tercera postura (ella a cuatro patas) miro para la puerta de la habitación y veo llegar a Paula en bragas y con camiseta y se pone a cupar la tia metiendo la cabeza entre nuestras piernas. Me cupó la polla y le chupó el coño a María y despues dijo: «¡Ya está!» Y se fue a su habitación…

Seguimos follando un momento pero yo dije: «No puede ser. Vamos a junto de Paula». Nos la encontramos metida en la cama masturbándose y nos pusimos a follar encima de ella. Al principio le pareció fatal. Se levantó y dijo que le habíamos cortado el rollo y que no quería hacer nada más con nosotros. Acabó metiéndose en la cama otra vez y pasando de nosotros. Nosotros seguimos follando en su cama delante de ella. Empezó a mirarnos, se tocó, luego nos empezó a tocar a nosotros y al final me dijo: «No puedo más… métemela». Y se bajó las bragas y me puso su culito en pompa. La penetré en ese mismo instante.

 

CC/Fernando Henrique C. de Oliveira

 

Lo que vino después fue una bacanal… Hicimos de todo. Paula, que parecía que no quería nada, acabó dándonos instrucciones: ponte así, ponte asá, haz esto, haz esto otro… fue uno de los mejores polvos que he echado en mi vida. Hubo momentos en los que, mientras me follaba a una, esta le comía el coño a la otra. Se la tragaron hasta atragantarse, les tiré del pelo, les di cachetes en el culete… Hubo un momento en el que me tumbé exhausto y se me bajó la erección. Pensé que no podía más y me tumbé boca arriba. Se echaron una a cada lado y por un momento pensé que se acabara todo. Pero querían más. Paula me la agarró y me pegó el culito a un lado diciéndome: «Métemela». Y tuve que seguir otro rato. Al cabo de un tiempo María se marchó enfadada porque le hacía más caso a Paula (estaba más buena) y seguimos los dos solos hasta que dijo: «Vamos con María». Y nos cambiamos otra vez de habitación. María estaba masturbándose con una polla de goma pero rápidamente se le pasó el enfado y seguimos con el trío.

Poco después Paula se corrió y se marchó y María y yo no duramos mucho más. En total serían casi dos horas de sexo desenfrenado. De lo mejorcito que he hecho. Dormí con María y me fui al día siguiente (o ese mismo día porque ya era de día) y no he vuelto a ver a Paula. A María sí la vi pero no nos hemos vuelto a liar. No creo que nunca se repita algo parecido en la vida pero no estaría mal. Yo lo volvería a hacer de buena gana.

 

Anónimo

Colaborador
Colaborador

Persona humana que cree que aún es necesario luchar por la libertad en defensa del pensamiento crítico y por la igualdad de credos. Anónimo por vocación y solidario por necesidad.

3 comentarios

  1. Esta historia ha sido escrita por Wilson Palleiro, pero ha cambiado a los personajes, eran en realidad otros dos hombres y él: el chino del bazar de la esquina y un moro al que contrataron por 5 Euros la chupada.

  2. El protagonista real es Wilson Palleiro, pero debe añadirse que pagó 20 Euros a cada una, una era yonki y la otra era un travelo.

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