Tras unas inmerecidas vacaciones regresamos. Como la paja en el ojo ajeno, como el pajero en el pajar, como el perdón sincero que se pide en silencio, como las palabras que el viento nunca se lleva. Regresamos. Y lo hacemos con el firme propósito de seguir siendo infieles a nosotros mismos y al prójimo. Nada importa. Todo es nada. Nos alegramos de seguir vivos unos días más. El mundo podría ser un lugar maravilloso y no nos avergüenza intentar al menos cambiarlo. Bienvenidos.