José Bonaparte[/caption] La referencia más antigua del diablo de Jersey la encontramos en 1736, en un testamento atribuido a Japhet Leeds, un supuesto brujo que nombra a doce herederos en el documento. Faltaría el treceavo que, según una leyenda local, habría nacido maldito a causa de un pacto con el diablo entre su esposa, Deborah Leeds, y este hechiceroque encarnaría al mismísimo Satán. De ese parto maldito habría nacido el propio demonio en cuestión. Desde entonces, los avistamientos en toda la región boscosa de la costa de Nueva Jersey han sido constantes. Al monstruo se le atribuyen ataques al ganado, a personas, a tranvías e incluso a clubes sociales. Le han disparado con toda clase de armas de fuego, incluso con cañones, sin causarle ningún daño. Incluso se han encontrado lo que identificaron como sus restos mortales en numerosas ocasiones. [caption id="attachment_4934" align="aligncenter" width="173"] El supuesto diablo[/caption] Pero por si esta historia no fuese lo suficientemente cocambolesca, añadámosle a esto que el ilustre masón José Bonaparte, el ilustre hermano mayor de Napoleón, aseguró haber visto a este críptido durante una cacería en Bordertown, Nueva Jersey, en 1820, tras su exilio a Estados Unidos. Quien fue rey de España de 1808 a 1813 quedó tan impactado con la presunta visión de esta criatura de pesadilla que en sus memorias alude a este episodio e incluso describe al ser como «enorme y oscuro con alas de murciélago y cabeza de caballo», cuya cola terminaba «en forma de flecha invertida», en una alusión que remite a la imagen más popular del diablo. Al parecer, el antiguo monarca conocido despectivamente como Pepe Botella, llevaba en el otro lado del Atlántico una vida acomodada gracias a la venta de las joyas de la Corona española. Su lujosa mansión Point Breeze, en Filadelfia, de más de mila cres de extensión, contaba con una impresionante colección de extrañas obras esotéricas y relacionadas con el misterio, y allí se rerunía a menudo con ilustres personalidades de su época como el presidente John Quincy Adams, la escritora Frances Wright o el famoso Lafayette. [caption id="attachment_4932" align="aligncenter" width="333"] CC/Dave Fletcher[/caption] Que José I, el rey republicano, se hiciera eco de la visión de este monstruo nos dice mucho sobre su personalidad. Nos habla de su valentía a la hora de narrar un episodio que, antes como ahora, no haría sino desprestigiar su imagen ya de por sí maltratada por sus detractores. Nos remite al hombre culto y versado que fue, acérrimo partidario del ideario ilustrado que no dudó cuando tuvo que contar su propio encuentro con lo desconocido. No sabemos qué diablos es el diablo de Jersey, pero creo a pies juntillas que José Bonaparte efectivamente vio algo que no pudo explicar en los oscuros bosques de Nueva Jersey. ]]>