Oda a San Millán de la Zurraspa
San Milllán de la Zurraspa,
que proteges mi cagar,
haz hermoso mi zurullo,
que salga sin ningún mal.
Si hueso tragas con carne,
ya lo sabes, San Millán,
la dureza hiere el recto
y el dolor se hace fatal.
Otro miedo del cagante
es el frío en el ojete,
cuando el agua te salpica
hasta incluso en los cojones.
Por eso te doy las gracias,
benerado San Millán,
patron de la santa mierda,
intercede en mi mojón.
¡Ya la caca fluye grácil,
ya el esfínter queda en paz,
y los ángeles con ansia
cantan por el defecar!