[infobox title=’Mi truco infalible para ligar es pretender que no quiero ligar’][/infobox]
La sentencia, de una profundidad que asusta, la pronunciaba Martín Rivas en 2012 en aquel polémico anuncio de bolsos para pijos. El hijito se convertía así en uno de los famosetes “modernos” más odiados de España, junto a otros niños de papá como la hija idiota de Verónica Forqué y demás ralea. La cosa no tendría mayor delito si no fuera porque el pollo en cuestión es hijo de Manuel Rivas, adalid de la progresía en Galicia. Por eso lo hemos elegido para inaugurar esta sección tan bonita. Las ideas de igualdad, fraternidad y buenrollismo que nos vende Rivas padre en sus novelas y en su columna de El País, aderezadas con buenos chorros de bohemia y lugares comunes, chocan frontalmente con lo que su hijo representa. Y es que no, no se puede follar y quedar virgen, porque un padre debe saber inculcar ciertos valores a sus hijos. Es decir, no cuela que Manuel Rivas nos esté dando charlitas sobre lo que mola ser de Montealto mientras su vástago inaugura una tienda de Prada en Barcelona.
Algo huele a podrido. Y, sí, alguien tenía que decirlo de una vez. Apesta que Manuel Rivas nos ponga ojitos y nos suelte moralinas sobre lo chachi piruli que lo hicieron sus coleguitas con la plataforma Nunca Máis, mientras el bueno de Martín luce sonrisa profidén en el fotocal. Martín, que renunció a su nombre real, Martiño, porque no le decían bien su nombre en los Starbucks (sic), es uno de esos hijos de papá de libro; una de esas personas que accede a determinado puesto de trabajo gracias a las influencias de papi. Y con alegría. Ha sabido aprovechar la oportunidad y hoy se ha consagrado como uno de los mejores actores para quinceañeras de España. Además el chico cae bien: no pone la voz ronca como su padre ni nos da la chapa con historias de posguerra de lecheras y fachas. Lo de él es poner morritos y ser un galán. Martín no será un intelectual con el gesto afectado como su padre, que recorre las cafeterías coruñesas tomando importantísimas notas, pero es “el mayor fan de Al Pacino” y aspira a convertirse en realizador. Esperemos que lo consiga y que, por favor, no haga ninguna película sobre la Guerra Civil con guión de Manuel Rivas. Que ruede una película llamada Casino Sport con chavalas ligeras de ropa, coches caros y lujo, quizás así consigamos olvidar todo lo que nos ha contado su papá. Amén.
Si, pero es tan guapo, y tan culto………