Cuando el repugnante primate del que procedemos se puso de pie alcanzamos un nuevo estadio. Evolucionamos y dejamos que caminar a cuatro patas. Nos erguimos. Nos convertimos en Homo Sapiens. Eso lo cambió todo. La frontalidad trajo consigo nuevas perspectivas. En ese momento no volvimos a copular como los perros o las ratas. El apareamiento pasó a ser cara a cara. En ese momento nos convertimos en depredador máximo. Ingerimos proteínas como nunca antes lo habíamos hecho. Y nuestro cerebro aumentó. Pero la atracción primitiva y animal hacia los cuartos traseros de las femias quedó latente en la parte más primitiva de los machos de nuestra especie, en el denominado Complejo R. Cuando mejoramos como especie, nuestras hembras desarrollaron dos senos en su parte frontal, imitando un sugerente trasero. ¿Qué son los pechos de una mujer sino un cebo sexual en forma de turgente y bambolenate culo?
El Homo Sapiens adoptó un mecanismo de autoprotección asombroso: nos convertimos en el único animal que siempre está en celo. El Homo Novus será nuestra siguiente fase evolutiva, que ya asoma en algunos varones. Los que eligen a las mujeres según el tamaño de sus senos son superiores evolutivamente a los que no lo hacen. Aquellos machos que escojen a las hembras según su trasero, por consiguiente, resultan criaturas más primitivas. La filogénesis nos explica que la selección natural actúa sobre el más apto que logra adaptarse a los cambios. En la sociedad asexuada hacia la que caminamos, la reproducción dejará de tener sentido al aplicarse una férrea eugenesia gubernamental. Nuestra especie lo intuye, por eso algunos machos sienten un irrefrenable deseo de obtener placer rozando los pechos de la mujer y eyaculando sobre ellos, lo que coloquialmente se conoce como «paja cubana». En ese impulso subyace el último latido animal, primitivo, de ese primate que desaparecerá definitivamente de los rasgos del Homo Novus.
La paja cubana sirve además para distinguir dos subespecies de entre ese hombre a punto de evolucionar: el «Joputus» y el «Sensibilis». El «Joputus» es el que enarbola la frase «yo te aviso» pensando para sus adentros en dejar ciega a la hembra a chorrazo. El «Sensibilis» sólo eyacula o bien dentro de la mujer, o si lo hace sobre sus pectorales le pone una toalla en la cara a ella por precaución (aunque en realidad lo hace para que no hable durante el acto).
Se nota que has visto «En busca del fuego», o acaso es que Molrock y tú eráis los actores protagonistas debajo de tanto maquillaje.