En Sada, A Coruña, tenemos la inmensa fortuna de contar con un alcalde que, a pesar de que no ha ganado ningunas elecciones, rige los designios de nuestra villa marinera: el pepero Ernesto Anido I El Sonriente. Y es sabido que lo hace por la gracia de Dios, desde el inicio de su reinado ha sido así. Solo esta intercesión divina explica que el regidor celestial betanceiro haya sido capaz de escuchar las quejas uno por uno de todos los vecinos de todas las parroquias sadenses, 15.000 habitantes en total, y cumplir el 90% de las peticiones realizadas. Eso al menos dice la nota de prensa enviada a La Voz de Galicia por el Ayuntamiento de Sada. A todos los vecinos nos encantaría poder leer en alguna parte ese «programa de ejecución de mejoras», por cierto. Un servidor considera que, o bien fue la tía Ramona del alcalde quien realizó esas «demandas y propuestas», o bien Anido se ha fumado un porro. Amén.