Ayer mismo llegaba a las oficinas del ayuntamiento de Sada una carta de un joven príncipe africano, de nombre Mohamed Tongo, descendiente de la familia real del Congo Vegano, en la que confirmaba su interés por las instalaciones de la cafetería El Nautico. Según el alcalde sadense, la ambiciosa propuesta de negocio está a la altura de anteriores proyectos que han sonado para la villa como las piscinas naturales del paseo marítimo, el aquapark hinchable o la universidad portuguesa. Esta oportunidad única para el pueblo de Sada consiste en una fábrica de billetes y monedas que se ubicaría en las antiguas instalaciones del conocido local El Náutico y que generaría 20 puestos de trabajo directos y más de 100 indirectos. Además, el emprendedor africano asegura que dará a todos los vecinos de Sada un billete de 50€ todos los viernes durante 3 años, con el único requerimiento de estar afiliado al Partido Popular de Sada. Como contraprestación, el príncipe Mohamed sólo pide 300.000€ para hacerse cargo de la herencia de su recién fallecido padre, Hussein XXIV, una herencia de más de 200 millones de dolares congoleños y que se reinvertirá casi en su totalidad en la fábrica sadense.
El ayuntamiento está recogiendo firmas en apoyo de esta iniciativa empresarial, que también cuenta con el apoyo de la Asociación de empresarios. Este mismo domingo, tras el culto matinal, el presidente de la misma, el honorable Bernard Faliño, en una reunión abierta a todos los vecinos de Sada, expondrá los beneficios para el pueblo de Sada de esta iniciativa simpar que según todos los economistas y empresarios de la perla das Mariñas es una oportunidad única. Sólo los partidos de la oposición y algún que otro vecino desencantado con la vida se han mostrado reticentes a esta propuesta que califican de «sueño irrealizable».
Una vez más el pueblo será soberano y se encargará de decidir qué es lo mejor para esta villa marinera. La votación se realizará el domingo por la tarde, en la cafetería de la casa de la «cultura», una vez acabe el baile/cena de la tercera edad. Seguro que como siempre el pueblo acertará y elegirá la mejor opción. ¡Sada, qué pasada!