Recuerdo con nostalgia el chochamen de la tórrida Ruth Gabriel, abierta de piernas en la bañera en Días contados, mostrándole pícara el coñete a Carmelo Gómez. Me parece el mejor felpudo del cine españole, que de coños peludos va servido. Es una escena sublime que tampoco viene mucho a cuento en la historia ni aporta nada, pero resulta genial y se queda grabada a fuego en la memoria. Aquella película ganó un montón de Goyas y esta chica, la entrañable niña de Espinete, fue la primera mujer que ganó el premio a la mejor actriz revelación. Aunque su carrera no despuntó a partir de entonces, suyo es el honor de haber mostrado el conejo mejor que nadie.