Cuando veo Alaska y Mario pienso en asesinatos
y sonrío,
y me encantaría pillaros a solas,
desprevenidos,
cuando no miréis atrás en un callejón a oscuras.
Yo apenas veo la tele
pero
cuando alguna vez la enciendo
os veo SIEMPRE allí: Alaska y Mario, Mario y Alaska…
¿por qué?
Plagas. Plagas. Plagas.
Satán.
¿Está Dios intentando decirme algo?
¿Por qué pienso en tiros en la nuca y en cuerpos acuchillados
cuando os veo, par de retrasados?
Alaska, aquella niña gorda que parecía un travelo,
con voz de camionero,
culo de vieja
y tetas de silicona,
que nunca tuvo puta gracia.
Como chiste infantil estaba bien un rato, como Leticia Sabater,
pero haznos un favor
y vete
a tomar
por
culo.
En la excursión del Instituto eras la última opción,
nos excitaba más derramar nuestra simiente sobre
una foto de Samantha Fox de la Superpop
que sobre tu jeto hombruno
o tus tetas recauchutadas estilo Carmen de Mairena.
¿Lo recuerdas?
Tus reflexiones de mierda nos dan arcadas, querida Aláskate los cojones,
Alaska y Segura representa todo lo que
el ser humano debería despreciar.
Y Mario, ese travesti frustrado,
lánguido chapero
de encefalograma plano.
¿De verdad eres tan imbécil? No nos lo creemos,
es imposible.
Chupando pollas y abriendo el culo
por unos cuantos euros,
dicen que te cabe un vaso de tubo.
Tampoco sabemos si creerlo.
Venderías a tu puta madre
por un 5% más de share,
puta loca de mierda.
Te pirras por chupar algún nabo
pero
tienes
que comerte
esa
almeja
cada
noche.
Hacednos un favor
e
iros
a la
puta
mierda.
Cuando os veo
a alguno de los dos
entiendo
por qué algunas personas
se alistan en el Isis
y yo mismo
pienso en hacerlo.
Alaska y Mario, Mario y Alaska,
mierda en vena,
basura en estado puro,
os veo
y pienso en la destrucción del sistema solar
incluso
con alegría.
El mundo sería un lugar
muchísimo mejor
sin vosotros.
La mejor poesía escrita en siglos