El hermano muerto de Dalí, el otro Salvador. El pintor llegó a ser lo que es gracias al difunto que lo precedió, que marcó toda su existencia. Fermín me llama Para comentarme que está estudiando la Segunda República. Recuerdo cuando mi padre me puso a mi hermano en mis brazos y me dijo: “Es tu hermano”. Agarré la manta blanca en que venía envuelto, estaba muy rojo y tenía los ojos cerrados. Apareció allí de repente y se quedó para siempre a nuestro lado. Un misterio.
El recuerdo más antiguo que tengo; subo la cuesta hacia la tienda donde compro los barriletes, chicles que valen una peseta cada uno. Tengo seis años y me digo a mí mismo, sin saber muy bien el motivo: “Voy a recordar este momento toda mi vida, pase lo que pase”.
El sol filtrándose por las rendijas de las persianas bajadas. Cuatro llamadas perdidas en el móvil y tres güasaps. Tengo 35 años y nada más. Me he casado y esperamos un bebé. Mi mujer es la que paga las facturas.
El presidente del Gobierno llama “cenizos” a las personas que expresamos lo evidente: que el futuro es ajeno a los ciudadanos comunes, una desesperanza favorecida desde la burocracia para alienarnos cada día un poquito más. Mariano Rajoy, el presidente-plasma, nos acusa de tristes. Me gustaría verlo a él llegando a fin de mes sin trabajo. No parecen importarle demasiado los millones de parados, el déficit y toda esa mierda que nos han echado por encima para rescatar a los bancos. Han desmantelado el país. Ahora al parecer todo va fenomenal y si no es así es por culpa de algunos derrotistas. La culpa de que esto vaya como el culo es suya y mía, señora, no del Gobierno ni de sus excelentes representantes. Recuerde que se aproximan las elecciones europeas.
Echo de menos las señoras que llamaban confundidas varias veces seguidas al teléfono de casa, cuando todos veíamos la misma película los viernes, la sensación de vértigo al entrar en el Carrefur de Coruña, la fascinación de leer a Lovecraft, que mi madre me despertara para ir a la catequesis y me dejara quedarme en cama durmiendo. Echo de menos quedar en un sitio a una hora el día anterior, ver películas como Los Goonies o El retorno del Jedi, llamar a la emisora de radio para dedicarte una canción, grabar una cinta de noventa minutos con canciones de otras cintas grabadas, ir caminando al colegio a través del monte, comprar veinte chicles con la paga de los domingos y que me sobrara dinero. Echo de menos pensar que todo el esfuerzo sería recompensado, cuando aún no me había dado cuenta de que nos habían estafado.
Bonifacio ama a Palleiro. Bonifacio es el presidente vitalicio del club de fans de Palleiro. Palleiro, eres grande. Y no lo digo exagerando ni peloteando, es que lo eres.
Luego te invito a esos cubatas.