Os imaginamos copulando bajo el yugo y las flechas de la bandera preconstitucional, sobre vuestro edredón estampado con el águila de San Juán. Intuímos vuestras lenguas fuera de la boca, toqueteándose, dejando un hilo de saliva hispana cuando sus puntas se separan brevemente, volviendo a juntarse después con patriótica lascivia. Nos hacemos una idea bien clara de vuestros jueguecitos sexuales, con esos sugerentes disfracitos de satén de Juana de Arco y Torquemada, agujereados en la entrepierna. Fantaseamos con las guarradas que os susurráis al oído: «Fóllame, Juan Pablo II, Santo padre»; «¡ponte a cuatro patas, Santa Teresa de Jesús, zorra!»; «fóllame Santo Esribá de Balaguer, perro de Cristo»; «abre bien el culo, puta Santa Virgen». Botella-Aznar: la historia de amor más grande jamás vivida. Por la gracia de Dios. España: una, grande y libre. Amén.