Sucedió en Papúa Nueva Guinea. Un grupo de turistas españoles del Imserso fue capturado mientras realizaban un tour guiado por la isla cuando la tribu de los Korowai, la última etnia caníbal de la que se tiene constancia, los secuestró y condujo a su poblado. Los octogenarios fueron introducidos en la típica olla gigante para ser cocinados antes de ser comidos, pero no hubo manera de cocerlos. «La noto un poco fría», «está menos caliente que ayer», «hoy no está buena el agua», comentaron los prisioneros.
Los ancianos comenzaron a quejarse de la temperatura del agua, a lo que los caníbales intentaron responder avivando el fuego con más leña. Finalmente los turistas abandonaron la olla y volvieron a su autobús entre quejas y amenazas de reclamaciones a los caníbales korowai. «Quiero poner una queja, no hay derecho», reclamó Herminia Ridruejo a su llegada al hotel. «Yo tengo reuma y si el agua no está caliente me duele la cadera», indicó por su parte José Manuel Pita, visiblemente enfadado.
Los Korowai, además de quedarse sin almuerzo, aseguraron a este medio que tuvieron que tirar el agua de la pota: «Andaban quitándose pieles de los pies y alguno hasta se orinó dentro», manifestó el jefe de la tribu. «Hubo un par de ellos que se llevaron la toalla a casa», aseguró.