Alta cocina, una sección en la que intentaremos elevar los secretos del arte culinario a sus más altas cotas, donde sublimaremos el sabor de la vida a través de recetas solo al alcance de unos cuantos elegidos. Esta no es la cocina zafia y vulgar de esos programas de la tele en los que preparan bazofia, esto es arte puro. Tomen asiento y ajusten sus respaldos. El que pueda que me siga. La primera referencia escrita de esta receta la encontramos en ‘Les esprits du livre d’or’, del alquimista francés Jean-Baptiste Suloville, obra escrita en 1653 que contiene instrucciones muy precisas sobre cómo preparar los alimentos para favorecer estados alterados de conciencia únicamente estimulando las papilas gustativas. Se trata de una libro de referencia para los estudiosos de la historia en general y para los gastrónomos en particular. Esta crêpe es definida como «marasmo de sabores de virtudes en Dios» por el afamado etnólogo marsellés Jean-Baptiste Labrouseille. [caption id="attachment_5263" align="aligncenter" width="640"] CC/Xosé Castro Roig[/caption] Los ingredientes que necesitamos son: 1)-Heces de algún cura anciano, preferiblemente de la primera defecación del día. Sobre trescientos gramos. 2)-Cien gramos de anacardos frescos. 3)-Medio litro de vino de Jerez. 4)-Paletilla de cordero. 5)-Masa para . 6)-Cincuenta gramos de aceite de oliva. 7)-Diez gramos de trufa blanca. 8)-Diez gramos de sal, cinco de azúcar. 9)-Cincuenta gramos de queso pule. [caption id="attachment_5264" align="aligncenter" width="640"] CC/Justin Kern[/caption] En primer lugar haremos la señal de la Santa Cruz ante todos los ingredientes. Dejaremos la paletilla de cordero asarse durante 36 horas a baja temperatura en una cazuela de barro, sobre una capa de sal, azúcar y aceite. Justo al término de la hora 15 arrojaremos la trufa blanca, entera, junto con el queso cortado en perfectos taquitos. Añadiremos los anacardos, previamente laminados en minúsculas capas, a partir de la hora 27, a razón de cuatro frutos secos cada dos minutos. Al comienzo de la hora 31 verteremos el vino de Jerez sobre la carne. Inmediatamente después elaboraremos la masa para la crêpe empleando los ingredientes tradicionales: huevos, harina, leche, aceite de oliva virgen extra, azúcar y sal. No procede ahora entrar en detalle sobre la consecución de esta masa, al tratarse de una receta vulgar y corriente. Se trata del envoltorio de nuestro tesoro, que reservaremos en un lugar fresco y seco. Consumida la hora 32 rezaremos un Padrenuestro y dos Avemarías mientras vertemos las heces con una cuchara de madera, removiendo la mezcla. Cuando el tono negruzco palidezca, apagaremos el fuego y deshuesaremos la paletilla. Dejaremos reposar la mezcla durante una hora. El plato está listo. Sugerimos servir la crêpe en una cazuela, también de barro, bajo un lecho de humus. La delicia ha sido consumada. Amén.]]>