La estupidez humana no tiene límites. Internet tampoco. Y a menudo estas dos realidades convergen. Esto es lo que ha permitido que el silencio genere dinero en la red. El hasta ahora desconocido grupo norteamericano Vulfpeck acaba de encontrar una manera de hacer pasta gracias al portal de música Spotify. Han colgado un disco llamado Sleepify -parodiando a la plataforma digital- compuesto por diez canciones de treinta y un segundos en blanco, sin una sola nota. Esta banda, natural de Michigan, le ha pedido a sus fans que lo reproduzcan ininterrumpidamente en sus dispositivos cuando se vayan a acostar. Esta artimaña les permite ingresar 0.007 dólares por cada escucha y, aunque parezca un porcentaje miserable, no hay más que multiplicar. Por el momento llevan más de 6.000 dólares ganados por el morro. Y es de prever que el boca a boca hará que sus ingresos aumenten en las próximas horas. Evidentemente Spotify no tardará en cambiar su reglamento para evitar que se repitan actuaciones similares.
Dice este grupo que su ilusión es poder costearse una gira y que acudirán allí donde más se descarguen su disco sin música… lo que no deja de ser una contradicción. Algo que también sorprende bastante es que, por una vez, una de estas bandas que se convierten en un fenómeno masivo gracias a Internet, sepa tocar. Si bien es cierto que la mezcla de funk, soul y jazz que practican Vulfpeck no le entrará por el oído a la primera escucha al público en general, es innegable que se trata de músicos avezados y con mucho oficio a sus espaldas. Se les puede perdonar que parezcan unos gilipollas, unos hipsters, como dicen ahora los modernos. Para muestra este vídeo:
Resulta casi poético que algo tan infravalorado y necesario como la ausencia de ruido genere ganancias. Parece una idea trascendente, filosófica, que el silencio se convierta por sí mismo en una composición artística. Sin embargo no es nada nuevo. John Cage, pionero de la música electrónica, compuso en 1962 su conocida obra musical en tres movimientos 4´33´´, una oda al silencio de exactamente esa duración. Todavía más atrás en el tiempo, en 1949, Yves Kleim ideó su célebre Sinfonía de silencio-monótono, que consta de veinte minutos de un solo acorde sostenido seguidos de otros veinte minutos de silencio. Anteriormente, en 1919, Erwin Schulhoff concibió un movimiento sin una sola nota para piano de un minuto y treinta y ocho segundos llamado In Futurum, perteneciente a su obra Fünf Pittoresken. Otro precedente se remonta a 1897, cuando el artista Alphonse Allais creó un paso mortuorio sin un solo sonido titulado Marcha fúnebre compuesta para el funeral de un hombre sordo. E, incluso antes que todos ellos, Beethoven, el sordo más ilustre de cuantos han existido, dotó a los silencios de un significado hasta entonces desconocido en la historia de la música.
Por eso, lo que me ha defraudado de Vulfpeck es que no se trate de una banda que exalte el silencio. Sería genial que su música fuese eso, silencio, y que desbancaran a las grandes estrellas del firmamento musical con su disco sin una puta nota. Por desgracia sólo quieren tu dinero, como todos los demás.