Queremos ser guays

CC/James Vaughan
CC/James Vaughan

 

Si en rebajas la gente se abalanza en la puerta de los grandes almacenes para ser los primeros en comprar es gracias al capitalismo. Todo el mundo quiere comprar y tener cosas. Somos consumistas compulsivos y eso se refleja en la mentalidad de la gente. Queremos tener lo mejor. El mejor coche, la mejor casa, la novia más guapa, la ropa que está de moda, el mejor móvil o la consola de última generación. Solo pensamos en nosotros y por eso nos convertimos en un blanco fácil. Solo tienes que entrar en Facebook o en Instagram y seguro que verás montones de selfies, que no son más que autofotos. Una foto de mi mismo. Yo fotografiándome. Ego, yo y superyo. Y el resto da lo mismo. Divide y vencerás frente al «e pluribus unum» que decían los habitantes de la antigua Roma, que significa «de todos uno» o, en nuestro lenguaje coloquial, «la unión hace la fuerza». Juntos y con una conciencia común seríamos más fuertes. Podríamos con todo. Podríamos con las leyes, podríamos con la corrupción, podríamos con la injusticia… pero no somos fuertes. Somos débiles. Somos débiles porque queremos ser como la gente que sale por la tele. Queremos tener cosas y ser lo mejor de lo mejor. Queremos ser guays. Lo malo es que al individualizarse es más fácil controlarnos. Es más fácil dirigirnos, es más fácil orientarnos hacia la dirección que mandan los poderosos. Como obejas de un rebaño perseguidas por un perro pastor ladrando. Y pasamos por el aro. Y, mientras, los de arriba se ríen de nosotros. Y ¿por qué? ¿Por qué no pensamos en los demás? ¿Por qué no creamos una conciencia común poderosa que nos una y nadamos contra corriente? Pues es fácil: no lo hacemos porque no somos salmones ni truchas sino obejas en un rebaño. O, dicho de otra forma, no está de moda pensar en los demás.

Obelix
Obelix

Obélix es el único habitante del irreductible poblado galo que no puede beber la poción mágica que les da una fuerza sobrehumana, ya que se cayó de pequeño a la marmita y los efectos de la poción son en él permanentes.

3 comentarios

  1. Pues sí, hijo mio. Has dicho la verdad. Pero, salvo brillantes excepciones, a las personas es necesario educarlas para que piensen. Y recibimos una educación orientada a la acumulación de conocimientos, no a hacernos -además- pensar.
    En todo caso, muchas gracias por ofrecernos tu página. Me agrada mucho.

  2. Yo le he mandado un palo para hacerse Selfis a Willson, para que se individualice aún más. Me gusta este artículo por el transfondo colectivo-Goeblelsiano que pregona, me encanta el concepto de «conciencia común», con ella podríamos construír al fin la ciudad de Germania.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *