en 2015. Pero lo interesante en esta obra, lo que le otorga un gran vigor, es la necesidad acuciante que siente su autor por proclamar a los cuatro vientos la escasa inteligencia del señor Rajoy. La prueba es que pese a terminásele la tinta negra, no dudó en completar la sentencia con un azul de menor intensidad. Pero con trazos firmes y vigorosos. Y es que lo importante aquí es el mensaje, no tanto la estética. El artista cae en el insulto, sí, pero su grito rebasa el improperio y se eleva a los cielos convertido en canto esperanzador. Canción que algunos escuchamos esbozando una sonrisa creyendo que, efectivamente, tiene toda la razón. Por Adelaida Martínez]]>