Dobro no es (sólo) un minúsculo pueblo donde viven poco más de una cincuentena de burgaleses. Nop. La dobro, también llamada guitarra de resonador o resofónica, es un tipo de guitarra, a veces con el cuerpo de metal, a veces de madera, pero que es característica porque tiene un cono también de metal que sustituye a la clásica caja de resonancia acústica típica de las guitarras acústicas. Debe su nombre a su inventor y a sus hermanos (los hermanos Dopyera o Do-Bros, palabro que también significa «bondad» en eslovaco, lengua materna de estos), que allá por los años veinte montaron una empresa para comercializar ese y otros modelos de guitarras de resonador de su invención.
El origen del invento responde a la petición que George Delmetia Beauchamp (que también participó en aquella empresa (la National Stringed Instrument Corporation) y que años más tarde también sería co-fundador de la casa de instrumentos Rickenbacker) le hizo a J.D. para que fabricase una guitarra que pudiese competir en volumen e intensidad con cualquier instrumento de orquesta clásica. Así pues, después de darle mucho al coco y a la carpintería, J.D. apareció con el sistema de conos: primero con la guitarra de resonador con tres conos y, más adelante, con la dobro, que sólo tiene uno.
Las ventajas de este modelo eran evidentes: no sólo sonaba a mucho más volumen sino que su producción era mucho más barata que los modelos anteriores. El modelo se popularizó enseguida y fueron muchos los músicos que lo incorporaron a sus actuaciones y a tocarlo de las formas más diversas, desde el fingerpicking hasta el slide, pasando por la inevitable púa.
Os presentamos aquí unos cuantos de estos músicos, clásicos y contemporáneos, que han hecho de la Dobro y de las guitarras de resonador (el tema es tan amplio que hemos preferido no centrarnos en un sólo modelo) una forma de identidad. Identidad que, aunque tradicionalmente adscrita a géneros como el blues, el country o el folk, es prácticamente transversal a la música y ha trascendido gracias a ese sonido tan particular que estáis a punto de disfrutar.
1. Josh Graves
El que ha pasado a la historia como el que introdujo la guitarra de resonador en el Bluegrass. Colaborador habitual de nombres de la talla de Lester Flatt o Earl Scruggs (con los que montó The Foggy Mountain Boys en 1955). Obsérvese la posición y la técnica, que imitan a la de la steel guitar: colgada con bandolera pero con las cuerdas mirando hacia arriba como si estuviera apoyada en las rodillas.
2. Son House
Eddie James House Jr. debió ser todo un personaje. Perteneció a esa ilustre generación de músicos de blues inmediatamente anterior al legendario Robert Johnson (de hecho sus críticas sobre el estilo embarazoso de éste último a la guitarra posiblemente forzaron a Johnson a aplicarse y acabar por sacar ese sonido tan particular y reconocible que todos conocemos). Su estilo pertenece a un tiempo en el que el cisma entre el blues y los spirituals todavía no había ocurrido. Tras un tiempo volcado en la religión (hasta llegó a ser pastor), a la tierna edad de 25 años se lanzo al blues, que no dejó hasta su muerte, en 1988. Ha servido de inspiración a toneladas de músicos clásicos y contemporáneos.
3. Bashful Brother Oswald
A Beecher Ray Kirby, más conocido como el «tímido hermano Oswald», se le debe la popularización de la dobro en el country norteamericano. Originario de Tennessee, creció en un ambiente rodeado de banjos, guitarras acústicas y otros instrumentos propios del folk del sur de los Estados Unidos. Pronto aprendió el hermano Oswald a tocar, influido no sólo por el ambiente familiar sino también por otros estilos como el gospel, el bluegrass o el blues.
4. Bo Carter
Armenter Chatmon fue un guitarrista y cantante de blues de principios del siglo XX. Formó parte de los míticos Mississippi Sheiks y de los primeros en incorporar la dobro a sus actuaciones. Practicaba un curioso estilo de blues en donde la temática de las canciones solía tener connotaciones eróticas y de mamoneo con las tías (sólo hay que ver los títulos de las canciones: Un plátano en tu cesta de la fruta, Por favor calienta mi salchicha, Tus galletas son bastante grandes para mí, Mi lápiz ya no escribirá más y un largo etcétera de perlas del chascarrillo genital). También fue el que primero grabó la ilustre y popular Corrine, Corrina en 1928.
5. Bob Brozman
El amigo Bob es un caso excepcional. Bob Brozman es a la dobro lo que Bobby McFerrin es a la voz. Nacido a mediados del siglo XX en el seno de una familia judía de Nueva York, empezó a tocar la guitarra a la tierna edad de 6 años y no lo dejó hasta su muerte el año pasado. Su técnica es la repanocha y su estilo incluye influencias no sólo del blues, el bluegrass y el ragtime, como los de más arriba, sino también del gypsy jazz, el calipso, la música hawaiana, caribeña y de muchísimos sitios más. Bob, además de músico, era etnomusicólogo y con esos conocimientos perfeccionó su forma de tocar la dobro a dolor. Cualquier vídeo que puedan encontrar sobre él dará fe de ello. A menudo combinaba actuaciones con talleres y sesiones didácticas (como ésta, que sigue al vídeo de arriba), donde enseñaba trucos y divulgaba técnicas.
6. Bukka White
Cantante, guitarrista y compositor de muchos hits que pasaron a la historia por ser versionados o reinterpretados por artistas de la talla de Bob Dylan, Johnny Winter o Led Zeppelin. Pertenece a esa generación de bluesmen que, como Skip James, Furry Lewis o Mississippi John Hurt, se morían del asco hasta que llegaron unos jóvenes ingleses que los invitaron a tocar en un festival de folk allende los mares. Blues crudo de la escuela de Bentonia, purga de malos rollos y celebración de los buenos tiempos. Imprescindible.
7. Paul Pena
El caso de Paul Pena es de los más particulares entre los músicos de blues contemporáneos. Hijo de emigrantes caboverdianos, se curtió en los escenarios con su padre, en donde aprendió no sólo los rudimentos de la música en directo sino que se empapó de todos los estilos de los lugares por los que fue de gira. Llegó a telonear a Grateful Dead o a The Mothers of Invention, banda capitaneada por el prolífico Frank Zappa. Ciego de nacimiento, aprendió el canto difónico originario de los mongoles de la zona de Tuva (que es la hostia en verso, he aquí un ejemplo), país que tuvo la ocasión de visitar durante el rodaje del documental Genghis Blues, un delirante viaje de San Francisco a Tuva plagado de accidentes y sustos de muerte (que casi se llevan a su técnico de sonido) y en donde efectuó la brillante interpretación que se puede ver en el vídeo con el apabullante Kongar-ol Ondar.
8. Ry Cooder
Y no podía faltar en esta recopilación el gran otro gran investigador y divulgador de la dobro y el slide. A pesar de que su carrera pasa por muchos más estilos e instrumentos, la sombra de la dobro de Cooder no es alargada sino lo siguiente y ha acabado por influir a infinidad de guitarristas y músicos de todo el mundo.
Acojonante, como el anterior de los hombres-orquesta.