Los falos subliminales de Mary Poppins

Las leyendas urbanas alrededor del enigmático Walt Disney y su imperio del entretenimiento infantil han hecho correr ríos de tinta. Forman parte ya de la cultura popular la supuesta criogenización del fundador de esta empresa, así como su presunto origen español. También son muy conocidas las historias sobre los dos fotogramas con imágenes pornográficas de la película Los rescatadores, de 1977, los diálogos racistas protagonizados por el Pato Donald y Mickey Mouse o la escena en la que Jessica Rabbit se abre de piernas y es plausible que no lleva ropa interior.

 

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Imágenes porno en «Los rescatadores»
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La forma de pene del castillo de Ariel

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La forma fálica del castillo de La Sirenita, la erección del obispo que casa a Úrsula y Eric en ese mismo filme o las nubes que forman la palabra «sexo» en El rey león son otros conocidos episodios sobradamente difundidos en la red. Para los más conspiranoicos, este tipo de gazapos han sido realizados a propósito por la compañía norteamericana con la finalidad de subvertir el orden social. Según otros investigadores, estas erratas son obra de trabajadores resentidos que han querido dañar la imagen de la empresa. Para un tercer grupo, en muchos casos se trata de simples interpretaciones maliciosas, errores o desagradables coincidencias.

 

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Jessica Rabit va sin bragas

 

No obstante, los falos introducidos sibilinamente en la famosísima película Mary Poppins, el aclamado musical de 1964 ganador de cinco Oscar, han pasado bastante desapercibidos para el gran público. Parece que el periodista irlandés Peter O’Shea pretende que esto cambie. En su reciente libro Lo que no sabías de la niñera lesbiana, todavía sin traducir al español, arremete contra esta película calificándola como «una repugnante glorificación del lesbianismo, del libertinaje y del incesto». Entre otras lindezas, O’Shea muestra por primera vez varios fotogramas del film original en el que se observan vulvas enrojecidas de las simpáticas ovejitas que acompañan a unos acaramelados Mary y Bert en la escena del parque. Para el autor del libro «se trata de una evidente exaltación de la zoofilia, no hay más que mirar la cara de sátiro del pretendiente de Poppins».

 

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Inocentes ovejitas con su vulva enrojecida

 

En otra serie de imágenes, capturadas por primera vez más de cincuenta años después del estreno del filme, O’Shea muestra una clara erección experimentada por el simpático deshollinador en compañía de su supuestamente casta amada. «Bert no quería meterse solamente dentro de la chimenea de la casa en que trabajaba Mary, sino que es en otra cosa la que le gustaría penetrar», asegura el periodista. «Parece que las mariposas le hacen cosquillas en la verga al sonriente Bert, e incluso un ciervo parece practicarle una felación», añade el experto.

 

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Bert tiene una romántica erección

 

Pero «el súmmum del mal gusto» se produce «cuando el pene de Bert se le sale fuera de los pantalones a causa de la gran excitación que experimenta este degenerado ante la hermosa Jule Andrews», afirma Peter O’Shea. «Es totalmente inadmisible que los niñitos de varias generaciones hayan sido expuestos a este festival demoníaco de sexo y depravación», explica. Y es que, en su opinión, esta película presuntamente inocua y entrañable, el primer film de la historia que mezcló dibujos animados con imágenes reales, es «una obra satánica» realizada por «una poderosa secta adscrita al propio germen de Walt Disney». No se trata del primer autor que apunta esta posibilidad.

 

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A Bert se le sale la pirola fuera de la emoción

 

Según O’Shea, el hecho de que la niñera descienda desde los cielos «como una bruja y en el momento oportuno realizando magia negra», su «extraña relación con los niños y su complicidad con su jefa» y «su claro rechazo a todo lo masculino» responden a «un intento de resquebrajar la familia cristiana tradicional». En este contexto, la introducción de los fotogramas con las vergas «supondría darle un toque obsceno final a esta obra maestra dedicada a Satán». Es un secreto a voces que Disney se encontró con numerosos obstáculos ante los requisitos de Pamela Lyndon Travers, la autora de los libros originales, a la hora de ver adaptada su obra literaria. En este punto, O’Shea llega a sugerir que la escritora «estaría inmiscuída en la realización de esta misa negra en forma de película». Habrá que tomar precauciones la próxima vez que veamos esta película, casi siempre repuesta en Navidades.

 

Wilson Palleiro
Wilson Palleiro

Cree que todavía es posible cambiar el mundo. Como no tiene el valor suficiente para quemar cajeros o hacer escraches, escribe cosas.

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