Lemmy está vivo, cabrones,
porque su bajo sigue atronando, porque aún quedan bourbon y strippers, porque nadie tan duro puede morir, porque los últimos discos de Motörhead son tan buenos como los primeros, porque el rock and roll viste de cuero negro, porque sigue necesitando el as de picas, porque les preparará una fiesta de bienvenida a Little Richard y Jerry Lee Lewis, porque siempre quedará algo de speed, porque sigue batiendo récords sónicos, porque su sangre es de Dios y porque él sabía que podría morir en cualquier momento pero al mismo tiempo comprendió que no moriría jamás. Porque solo puede ser asesinado por la muerte. Buen viaje, ha sido una inocentada cojonuda. Gracias, voz de trueno.
Lemmy se ha ido a México con Jesús Gil, a vivir una segunda juventud.