‘Juego de tronos’, una serie para lerdos

CC/Jesús Pérez Pacheco
CC/Jesús Pérez Pacheco

No me gustan las series. Las de hoy en día. Ya sabéis, esas con nombres en inglés y guiones de juja que no van de nada. Más bien las odio. Porque son una estafa, una burla en vuestras putas caras. Porque los guiones son una verdadera mierda, parecen sacados del cerebro de Lucía Etxebarría. Claro que el nivel de exigencia no es muy alto. No hay más que ver a hombres y mujeres del siglo XXI enganchados a Juego de tronos, por ejemplo, mientras suben a Twitter ingeniosas sentencias antisistema y teclean a toda ostia en sus Iphones de trescientos euros. Espadas, tonterías sucesorias, paja, diálogos vacíos y giros de guión pretenciosos. Juego de tronos es una serie para lerdos en la que se van encadenando acciones sin gracia. Muchas de esas acciones no derivan en nada y se quedan en el limbo de vuestra estupidez, pudriéndoos aún más los cerebros. Otras de esas acciones sí que concluyen, pero en soplapolleces sin gracia. Todo ello en una mezcla absurda de géneros y épocas que aún vuelve más difusa esta porquería de serie con millones de seguidores retrasados en todo el mundo.

En el universo de las series hay honrosas excepciones, claro está, pero en general abunda la mierda. Parece que si de repente surge una serie es buena por el mero hecho de que es una serie. Algunas empiezan de una forma digna y se transforman en truños conforme el guión deja de importar, como el caso paradigmático de Walking dead. Otras ya nacen directamente como cagarros, como Agentes de Shield.

Las series siempre han existido, pero han ido empeorando con el paso de los años, en contra del criterio de la mayoría aborregada que afirma lo contrario. No las inventó la Fox ni la jodida HBO. Muchas son un truñaco infame. Triunfan entre la masa porque actúan como un sedante. Dejan vuestras mentes en suspenso mientras os creéis geniales. Además proporcionan cierto sentido de pertenencia, por lo que mucha gente opta por verlas por simple incercia, para sentirse un poco más segura entre su rebaño. Aunque se trate de un truño, hay idiotas que verán esa jodida serie sólo para tener algo de qué hablar con sus semejantes idiotas.

Es insultante el ínfimo nivel de la mayoría de estas teleseries. Tuve una novia colombiana y a veces veía alguna de esas telenovelas paupérrimas donde todo el mundo habla a gritos y los giros de guión son constantes. Al final el bien siempre vencía al mal: la protagonista injustamente tratada ponía en su lugar a los malhechores y el mundo era maravilloso. Mirada con perspectiva, esta idea es mucho mejor que la de la mayoría de las series actuales. La eterna lucha entre el bien y el mal, un argumento que nunca falla.

Además, me produce una pereza insondable tener que ir bajando de Internet los capítulos y verlos por orden. Más aún, me produce asco. O el suplicio de tener que esperar por la nueva temporada y visionarla poco a poco de la forma legal. ¿De qué cojones van? Hay esnobs que incluso ven la serie en su versión original para poder contárselo a los que aún no la han visto. Yo crecí viendo series que, cuando se terminaban, ocurría eso mismo: terminaban. Ahora no. Jamás terminan. Y es que un ejército de imbéciles se encarga de que eso no ocurra, porque harán lo que sea por ver la próxima temporada aunque se trate de un cagarro pinchado en un palo, como es el caso de Juego de tronos.

Pero lo peor no son las series en sí, es ese afán por «serializarlo» todo. Grandes películas -esas cosas que se hacían antes- son desvirtuadas y convertidas en infumables pastiches por entrega. E incluso series del pasado son regurgitadas en amorfas y pestilentes… sí… series. Llegará un día en que hagan El séptimo sello, la serie. Las putas series y la madre que las parió.

Pedro J. Panoplia
Pedro J. Panoplia

Adjunto del adjunto del director, esta exótica promesa del periodismo patrio mueve los hilos en esta web. Amado y odiado a partes iguales, transpira neoperiodismo por cada uno de los poros de su piel. Duerme, come, caga y vive en la redacción.

3 comentarios

  1. Típica actitud de pureta intransigente. Se nota que no has visto The Wire o A dos metros bajo tierra. Y ya no hace falta bajarse nada, que se puede ver todo online 😉

  2. Pedro J., vas muy puesto de algo hoy. Juego de tronos es un espectáculo de impresionantes culos y tetas, y sólo por eso merece un respeto. Sólo el culo de Emilia Clarcke ya es suficiente para que la serie grabe tres mil episodios, y el que diga lo contrario merece morir. Willson Palleiro se parece a Gregor Clengane, o como pollas se llame.

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