Sí, amigos, nos hemos acercado al Oistes a disfrutar de una velada rockera en primavera. Gran noche en el Coliseum, qué duda cabe. El rockerío tenía ganas de rock, se notaba en el ambiente previo al concierto: gente cantando, pandillas dándole al bebercio, chavalas guapísimas pavoneándose… en fin, que ya antes del inicio del evento uno sabía que prometía. Y así fue. La rareza de la noche fueron esas guapas muchachas con americanas verdes que te pedían la entrada cada vez que acudías ¿¿¡¡ a mear!!?? Definitivamente he estado muerto mucho tiempo, cómo cambian las cosas: acomodadores en un concierto de rock. Os imagináis, queridos amigos: «Señor chaval, aquí tiene usted su asiento y su calimocho. Disfrute de la noche».¡ Ja, ja, ja!
Los encargados de calentar los motores fueron Tregua y durante su actuación -con alguna que otra versión- la gente todavía estaba llegando y acomodándose para ver a Costas, que venía a continuación. Y llegó el probablemente mejor cantante del mundo para hacernos disfrutar de su actuación junto a su gran banda. Sonaron de puta madre y la sorpresa de la noche fue el regalo de escuchar esa obra maestra que es Nocilla, qué merendilla. Disfrutamos con los viejos éxitos, así como también cantamos El botellón, Yo estoy bien, tú estás gordo o Hasta los güevos, que ya son clásicos. Los acabamos de ver y ya estamos deseando que vuelvan.
Llegó el turno de Rosendo, sensacional como siempre. Arrancó a base de blues y la puesta en escena fue la ostia con la batería delante. Muchas tablas encima del escenario y ¡qué guitarra, amigos! Rock en estado puro, sin trampa ni cartón: guitarra, bajo y batería. Desgranó sus clásicos y algunos de los temas de su último disco, Vergüenza torera. Rosendo se mostró encantado y agradeció todo el calor del público, y es que ya es sabido lo «agradecido» que está el Rosen a esta ciudad de A Coruña.
Continuamos viajando al fin de la noche y llegamos a punto para disfrutar de la descarga de Los Suaves. Mágicos como siempre y cómodos en una ciudad donde se les quiere muchísimo. Nos regalaron la interpretación de esa fabulosa canción dedicada a los incombustibles Riazor Blues donde Yosi, vestido con la camiseta del Deportivo, lo dio todo. La banda, que viene de conmemorar su concierto número mil y de publicar el disco-libro La gira de los mil conciertos, se encuentra en una forma estupenda y cada noche de concierto nos dejan claro que «Los Suaves somos todos».
Finalmente, Reincidentes se encargaron de poner fin a una gran noche en compañía de numerosos fans que aseguraron un perfecto fin de fiesta. Con más de treinta años sobre los escenarios, siguen perpetrando un directo sólido y potente. Sólo nos queda esperar a la segunda edición de este festival. ¡¡Rock and roll amig@s!!
Joder, mucha gente mítica ahí tocando. Faltaron «Los Santos», una pena que Wilson estuviera desintoxicándose y no pudieran acudir al evento. No hubiese estado mal una pelea en la puerta entre los partidarios de M.A Costas y los de Julian Hernández, hace tiempo que deberían haber saldado cuentas ambos a hostias, por pura estética.
¿Es cierto que Los Santos se pasan al glam definitivamente? ¿Wilson cantará en falsete mediante la introducción de cobayas en el orto? ¿Molrock tiene posters de Marc Bolan en el retrete?